viernes, abril 11, 2008

¡feliz cumpleaños!


Ya has cumplido 90 primaveras.
Las cinco últimas de ermitaño… a medias,
junto al amor de una vida entera
y bajo la vigilancia de un campanario
donde las campanas van lentas o violentas
según la prisa del sacristán.

Acomodado en el balcón del lago,
dormido en el tiempo,
pero viajero en el recuerdo de los que se acercan a comentarte algo,
ahora mejor que nunca tienes tiempo
para largos paseos por el campo,
acercarte al palomar,
subir hasta el oteiro, contemplar el lago,
admirar la vieja escuela,
bajar por la calella hasta los castaños
(nuestro peral queda al borde del camino),
acompañar el ganado,
buscar la sombra fresca del lavadero,
circundar el lago hasta la noria
y recoger los frutos del huerto…
esperar la recua de mulas en el leiró
para contemplar su revuelco diario
o la llegada del rebaño ovino camino de sus establos…

Surcas el lago sin necesidad de barca,
tu alma no precisa de ella, le basta la brisa
para adentrarse en el azulado mar
de los sueños acumulados.

90 primaveras y toda una eternidad
Para seguir deshojando el calendario
de los recuerdos inacabados.

Algún día recordaré junto a ti
mis veranos en Lago…mi primer beso infantil,
mis carreras buscando un trono,
mi primer pitillo,
la vendimia,
los frutos robados…

pero ten paciencia,
todavía no he cumplido 120 Reyes Magos
.

jueves, abril 03, 2008

Esperando la lluvia que no llega...


LLUEVE…

goa 1979-87

…está lloviendo.
Las palabras no tienen sentido,
golpean los cristales en un intento
curioso de romper la intimidad
de las horas monótonas,
sin cuerpo ni destino.

La ciudad gris, parece más triste.
Lloran los altos edificios
la sucia humedad de sus paredes.
El asfalto se cubre de luto
mientras la gente pasa ligera, indiferente
refugiándose no de la lluvia
sino de lo de siempre.

Desde esta mesa donde amontono horas,
papeles, conversaciones intrascendentes
con personas abstractas,
contemplo la lluvia
y siento su frío en las sienes.

Quisiera pasearme bajo la lluvia
Empapándome de su mojada intimidad,
Y luego en silencio
Admirar el fuego que me seca…
¡la lluvia!...¡siempre!