viernes, febrero 23, 2007

...hoy que cumples años...


...he abierto el baúl de los recuerdos
de mis papeles viejos…



Para DOT
(goa 1981-87)

Te quiero…
Cuando duermes
mientras tu silencio es un susurro
caliente de aliento
y tu rostro habla de quietud,
de vida, de sueños incompletos,
te estrecharía entre mis brazos
para sembrar tu cuerpo de besos…
…pero sigue durmiendo.

Pensando en DOT
(goa 1981-87)

… quisiera que nunca creciese,
que fuese niño hoy,
mañana y siempre.
… quisiera que sus manos
continuasen acariciando mi presente,
mi ayer y ese futuro que se me antoja
lejano y está llamando a la puerta
para cambiar retratos:
niño – adolescente.
Y volverá otra mañana
para darle su carnet de hombre
y a mí melancolía de ayeres
(traje de madera para los atardeceres).

El tiempo sigue su camino
con su acompasado tictac de siempre
.

jueves, febrero 15, 2007

OTRA HOJA DE CALENDARIO

Febrero
Toda la tierra está envuelta
en un halo misterioso de esperanza.
¡Silencio!...
el amor duerme apoyando sus sueños
en el despertar de una mañana
(como el trigo duerme
apoyando su muerte en la besana).

Ayer el poeta escribía sus versos
en paredes y puertas
(como el labrador tiraba a voleo su riqueza)
y hoy está soñando nuevos poemas
(como está soñando el grano con la espiga).

Un mundo de ilusión palpita en su cabeza.
(un río de quietud transcurre
por debajo de las mieses
y del endurecido hielo y de la escarcha.
Es porque la inclemencia y el dolor y el frío
apoyan en las futuras amapolas su exigencia).


Pasea la mirada por el invierno arado
de tus páginas y dime ¿qué has escrito?
¿qué dejo tu alma al abrirse?
(¿qué has sembrado?
¿qué dejaron caer tus manos en el surco?)


Porque el futuro sol que rompa
las capas del dolor anonadado,
solo podrá aflorar con el milagro nuevo
los granos del amor que tu hayas sembrado.

GOA 1976-1987

martes, febrero 13, 2007

¡NO SOY UN FANTASMA!

Puedo afirmar y certificar, pese a aquellos que piensen lo contrario, que no soy un fantasma. Hace unos pocos días, envuelto en un ambiente de prisas, despistado, preocupado y comprobando donde había guardado las llaves del coche, acelerado pues me estaban esperando, escogí el camino equivocado dentro del parking, y sin percatarme de ello, intenté salvar una pared de la forma más sencilla (para un fantasma) traspasarla. El resultado un soberbio chichón. Sentí como si un mulo me hubiese dado una solemne coz en el hueso frontal, salí rebotado y caí de espaldas, siendo el cogote quien primero saludo el suelo. Un dolor intenso y calor se alojaron en mi cabeza mientras un hilillo de sangre (que no de chapapote) recorrió mi nariz para morir en el bigote. Por unos instantes el sistema planetario mi hizo compañía mientras alguien se empeñaba en querer levantarme. Las gafas por un lado, intactas ¡vive dios!, y rotando sobre mi propio cuerpo conseguí ponerme a cuatro patas y erguirme después del duro golpe. Durante unos minutos, mientras lavaba la herida y me refrescaba el cogote, recordé los típicos refranes “las prisas son malas consejeras”, “vísteme despacio que tengo prisa”… iba andando, pero… ¿y si hubiese ido conduciendo?

jueves, febrero 08, 2007

Real como la vida misma

¡Mamá de mayor quiero ser gay!
Que nadie crea que tal afirmación es mía. No se trata de una salida del armario incontrolada, ni un acto solidario con el colectivo gay (tampoco en contra). La cosa es más sencilla. Sorprendente para mí, por las circunstancias en las que se dio la categórica expresión y más por el tamaño del individuo que la lanzó al vacío.
Una mañana cualquiera a la hora en la que todo el mundo busca un momento de relajo para tomarse un pequeño tentempié, el cafetón correspondiente y si el local lo permite, el imprescindible pitillo. Entre el murmullo de fondo, la atmósfera nebulosa, las aseveraciones de algún empecinado seguidor culé, las risitas de algún perico (con aires de gallo, 3-1) y la inevitable pose chulesca de un merengue intentando desviar la conversación al terreno contrario, surgió una voz de pito, ¡mamá de mayor quiero ser gay!, que por unos instantes congeló a todos los figurantes de la escena. Tan sólo la risa nerviosa de la que parecía ser la madre puso de nuevo en movimiento a los actores. Sonrisas de complicidad, miradas escrutantes y descaradas, una abuela sonrojada, pequeños comentarios en petit comité… yo con la mirada fija en el espejo podía seguir desde primera línea la escena. Entre sorbo y sorbo de mi café, intentaba leer los labios de aquellos tres personajes que de golpe me parecieron fuera de contexto. La señora, entrada en años, castigada por las arrugas y enfundada en un abrigo de pieles trasnochado intercambiaba enérgicamente palabras con la rubia de pote, enmorcillada y pintarrajeada, a la que el enano de voz de pito dirigió su afirmación llamándola mamá. ¿4, 5, 6 años? Lo mío no es la adivinanza, tampoco tiene mayor importancia la exactitud de la misma. Al margen de la apariencia del trío familiar, me preguntaba que ejemplo esteriotipado había llevado al niño a tal exclamación. De pequeño todos hemos soñado con alguna profesión determinada, inculcada quizá por las de nuestros progenitores o más allegados, la influencia de la tele (los que tenían), la radio o los tebeos, tales como policía, médico, bombero, futbolista, arquitecto, etc. Pero este mocoso ha elevado a la categoría de profesión una forma de expresar la sexualidad de algunas personas. Lo más seguro es que su joven existencia no le permita todavía catalogar y encajonar las diferentes actividades que aquellos que forman su entorno ejercen, y si añadimos el vocabulario que muchas veces empleamos los considerados adultos y respetuosos, factiblemente el enano tenga una pequeña empanada mental. ¡O quizá no! Y a pesar de su supuesta heterosexualidad de nacimiento, el protagonista ya lleva en el código de barras genético su denominación de origen: homosexual. No me importa su sexualidad de hoy, ni la que mañana sirva para compartir sus sentimientos. Lo que me intriga es lo que le ha llevado a catalogar una forma de expresar y sentir la sexualidad como un trabajo, una profesión, una manera de ganarse la vida. Porque además la frase es concisa: de mayor, no en este momento ni pasado mañana, como si tuviera claro que hasta entonces, como decía el President, això ara no toca.

martes, febrero 06, 2007

mi calle (la que guardo en el recuerdo)


…la calle se va despertando.
La calle que yo cuento cuesta arriba se estrecha,
cuesta abajo es más ancha para morir en la plazuela.
A un lado los pares,
al otro sin concierto los impares.
Pasan por la misma acera
el niño, el cura, las rameras
y el perro que deja su tarjeta de visita
en los zócalos de las puertas.
… la calle en que vivo está llena de banderas:
ropa blanca tendida
y bayetas sucias que se secan.
… la calle que yo cuento es una calle cualquiera
para ti que no la conoces…
¡para mí es una vida entera!
Goa 1978-87