lunes, octubre 09, 2006

próximas elecciones


Nuestros políticos en blanco y negro
Ayer domingo, 08/10, dos de los periódicos de mayor tirada (El País y La Vanguardia) nos ofrecieron amplios reportajes de nuestros políticos catalanes con acento retro. No sé si fue una idea original del redactor de turno o ejerció alguna presión algún asesor de imagen ante las próximas elecciones, no en un intento de cambiar la imagen de este u otro candidato, y así hacerlo más convincente ante el electorado sin carnet, sino ante la falta de proyectos reales y concretos con que convencer a la ciudadanía de este país, o mejor dicho nación, distraerla con esa vuelta al pasado intentando mostrarnos la parte más humana, esa que toca fibras ñoñas y que evita que realmente valoremos el equipaje político y social con el que se presentan a las elecciones.
Una vez más la campaña electoral se convierte en un combate de boxeo, donde cada púgil busca ganar la mayor parte de los rounds a los puntos, sabedores de que son incapaces de conseguir el K.O. técnico antes de tiempo, y convierten cada asalto en un vergonzoso intercambio de golpes bajos, mientras que en el vestuario y en los despachos juegan al cambio de cromos, al tu me das este y yo te lo cambio por este otro, dependiendo claro está de quien se lleve el gato al agua el 1 de noviembre.
Mientras se llenan páginas de opinión sobre posibles coaliciones, algunas rocambolescas, pero no por ello plausibles dada la voracidad de poder que muestran nuestros políticos, los que tenemos que votar, ante la falta de proyectos razonados, expuestos y creíbles, nos encontramos ante el interrogante de votar a un enano plantado en los zapatos de su padre, a un joven melenas con aires rebeldes, a un tímido recién cazado, a un asustado colegial en su típica fotografía o a un revolucionario con aire hippy (así los retratan en los citados periódicos). Supongo que para situarnos en ese ambiente, en ese escenario que nos muestran, nos veremos obligados a retroceder también nosotros en el tiempo, rebuscar entre los álbumes de fotos y buscar nuestro equivalente, y dependiendo de la foto que nos resulte más entrañable, más transportable a nuestro hoy, elegir a quien vamos a votar.
Reconozco que puede resultar súper divertido, al tiempo que formativo, que nos obligue a recomponer nuestra historia, a colocar en el lugar exacto cada pieza para que el rompecabezas se ajuste a la realidad, y la decisión que tomemos avale nuestros propios proyectos. ¿Pero puede un bebé en pañales, un melenas rebelde, un colegial asustado, un enamorado cazado o un revolucionario de comuna, ofrecernos los medios necesarios para cumplir nuestros proyectos?
¿Por qué no los metemos en una coctelera, añadimos un ron añejo, un malta peleón, un poco de lima, un orujo de bota y un tinto de tetra brik? Una buena samba, cuatro meneos más, todo bien fresquito y después de la resaca si somos capaces de aguantar la vertical, lo que votemos seguro que se atañe a la realidad que vivimos. ¡Suerte!, porque realmente hay que cruzar los dedos ante lo que se nos puede venir encima. ¡Pero vota!

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